- La obra de Julián Aguado Fernández y Luis Aníbarro Blanco recibió la placa Docomomo Ibérico en 2024
El Colegio Juan XXIII de las Discípulas de Jesús refleja los principios del movimiento moderno al integrar funcionalidad, formas limpias y materiales como el ladrillo y el hormigón. La atención al detalle y la organización orgánica del espacio hacen del edificio una obra destacada dentro del patrimonio arquitectónico de Valladolid. La construcción fue diseñada en 1969 para la Compañía de las Discípulas de Jesús por los arquitectos Julián Aguado Fernández y Luis Aníbarro Blanco y fue distinguida con la placa Docomomo Ibérico en el año 2024.
Situado en el Camino del Cementerio, 17, en Valladolid, el colegio se organiza de manera simétrica partiendo de un patio central. Desde este núcleo parten dos alas principales: una destinada originalmente a la residencia y otra a aulas. Frente a este espacio central se ubica, a un lado del eje simetría, el salón de actos, y al otro, la capilla, elementos clave del conjunto.
La capilla, uno de los espacios más representativos, está organizada en tres bandas longitudinales, con una central de mayor altura. Estas bandas están marcadas por una serie de vidrieras que acentúan la verticalidad y la iluminación del espacio. El acceso principal combina ladrillo, hormigón y placas cerámicas, en contraste con el resto del conjunto, que utiliza exclusivamente ladrillo, proporcionando un fondo neutro y armónico.
FICHA DE LA OBRA:
Denominación actual: Colegio Juan XXIII de las Discípulas de Jesús
Autores: Julián Aguado Fernández y Luis Aníbarro Blanco
Año inicio: 1969
Año finalización:
Dirección: Camino del Cementerio, 17. Valladolid
Fotografía: Daniel Villalobos. (Discipulas).