Hablar de arquitectura a través del dibujo supone volver al origen del proyecto, a ese momento en el que la idea empieza a adquirir forma sobre el papel. María Langarita es doctora arquitecta por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, profesora de Proyectos Arquitectónicos en la misma escuela y cofundadora de un estudio cuyo trabajo ha sido reconocido internacionalmente.

Desde 2005, su obra construida ha sido galardonada con algunos de los premios más relevantes del sector, como la Mención Especial del Premio Mies van der Rohe (2013), el Premio FAD (2012), el Premio de la XII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, el AR+D a la Arquitectura Emergente (2012) y el Premio COAM (2013 y 2022), además del reconocimiento como Joven Arquitecto del Año 2014. Sus proyectos han sido publicados en medios de referencia y expuestos en certámenes internacionales como la Bienal de Venecia o la Bienal de Shenzhen.
El 20 de noviembre a las 19 horas, Langarita cerrará con su charla ‘Todo-Mundo’ el ciclo de conferencias organizado por el COAVA en 2025 en el marco del Día de la Arquitectura y que acoge el museo Patio Herreriano.
–A lo largo de su carrera, tanto en el ámbito académico como en la práctica profesional, ¿cómo ha evolucionado su relación con el dibujo?
El dibujo siempre ha sido muy importante para mí. Empecé como profesora ayudante, cuando todavía estaba acabando mis estudios, precisamente en la asignatura de análisis de formas, que, en aquel momento, era una asignatura de dibujo a mano. Es una actividad siempre presente en mi vida tanto como profesional como como personal. El dibujo al natural es una actividad de observación y concentración que relaja mucho y al mismo tiempo, permite enfocar. Por ejemplo, es muy útil, antes de un trabajo intelectualmente exigente como proyectar o escribir, pasar unos minutos, media hora, dibujando cualquier cosa que tengas delante. Además, para nosotros el dibujo es el medio de expresión y comunicación más importante, es donde ocurre el pensamiento arquitectónico.
–¿Cómo contribuye el dibujo a la lectura del contexto y a la toma de decisiones en las primeras fases de un proyecto?
El dibujo como herramienta de análisis es muy útil, pues obliga a un ejercicio de síntesis y abstracción que prepara o edita al ámbito sobre el que vamos a trabajar de forma que nos permita pensar. Nosotros lo usamos, aunque integrado con la elaboración de un display de referencias que llamamos “mitologías” del proyecto.
En la oficina usamos el dibujo diariamente para conversar. Dibujamos al mismo tiempo que hablamos del proyecto, tanto en sus aspectos generales como sobre temas muy concretos o específicos.
–¿Cree que sigue existiendo una cultura del dibujo dentro de los estudios de arquitectura contemporáneos, o se está perdiendo frente a la inmediatez de la imagen digital?
Algo muy bonito del dibujo es que cualquiera puede aprender a dibujar. Si una persona es capaz de controlar lo suficiente la digitación fina como para escribir una palabra a mano y que se entienda, puede aprender a dibujar lo que quiera. Ahora bien, no se tarda menos en aprender a dibujar de lo que tardamos en aprender a escribir en la infancia. Es un entrenamiento constante mantenido en el tiempo. Creo que, si no has atravesado este proceso durante la infancia o durante la carrera, puede ser muy frustrante utilizar el dibujo en el estudio de arquitectura como herramienta de comunicación y exploración. Por esto, quizás, los más jóvenes no usan tanto esta herramienta como hacemos los arquitectos con más años de experiencia.
–Desde su experiencia, ¿qué aporta el dibujo manual que sigue siendo imposible de reproducir con el software?
Aporta, sobre todo, velocidad y control de la velocidad. El pensamiento tiene velocidades. No pensamos a la misma velocidad en la práctica de un deporte que dando forma al principio ordenador de un proyecto. El dibujo digital, sobre todo el dibujo tridimensional, es demasiado lento para el proyecto. Es muy útil, en cambio, para hacer comprobaciones, para poner a prueba las estrategias, pero no para acompañar al pensamiento durante el proceso de diseño. El pensamiento “sin dibujo”, en muchas ocasiones, puede ser demasiado rápido para producir un proyecto viable. Es por esto que muchas veces, o para muchas personas, es imposible proyectar en la cama en una noche de desvelo o volando en avión con las manos “atadas”.
–¿Qué asuntos abordará en su charla ‘Todo-Mundo’?
El ‘Poema de Todo-mundo’ es un ensayo del filósofo Edouard Glissant sobre criollización y mestizaje que habla sobre la capacidad en todo momento de establecer nuevos puntos de partida. Habla de sincretismo frente un pensamiento atávico. En nuestro trabajo operamos con la libertad de cuestionar en todo momento los establecido, los lugares comunes, los invariantes historiográficos, el archivo como algo estable, las jerarquías que se convienen sobre la importancia de unos materiales o materias sobre otros… Intentaremos compartir lo que pensamos cuando trabajamos.